A modo de anécdota, fui a comprobarlo y allí estaban los reyes magos. Otra mentira mas. Además, el hecho de que la señora que me "atendía" y con la que hablé el dia en que me prometieron el empleo no me dejara hablar ni contestarle con su implacable verborrea, delataba que sabía lo que me habían hecho.
Me gustaría señalar que la ley que regula las ETT de , haciendolas empresas serias, y no esclavistas, fue durante la 'dictadura' del pp. Je, que gobierno sucialesta tenemos.
Ahí está el problema: " año por E.T.T." en que se utilicen por plazos largos, desvirtuando su utilidad de incorporación al mercado de trabajo como dice.
El ejemplo es muy frecuente: unos meses y a entrar en plantilla. Para una vez que la fuente original es rebelion podias haberla puesto. Que ya he tenido que descartar la que he enviado.
Cuando me dijeron donde trabajaba lo que les pagaban por mi hora de trabajo a la ETT me dieron ganas de prenderle fuego,el empleador no va a pagar más, con lo cual lo que se lleva la ETT repercute en la mierda que cobras...y el supuesto trabajo de selección de personal que hacen (entrevista de minutos con administrativa diplomada en mecanografía) es de risa.
Esto para empleos esporádicos; si quieres quedarte en la empresa tienes que pasar si o si por estar un año en ETT, es un poco como el impuesto revolucionario.
¿Ganarán el recurso? La famosa bola de cristal de la asesoría de Málaga sigue en el taller porque hay que limpiarle las escobillas. Es el certificado de lo que se ha cotizado en los 6 meses anteriores. Pero si son contratos temporales en fraude de ley ya eres indefinido igual aunque aprueben esa suspensión del 15.5. Contrato indefinido solo quiere decir que no sabes cuánto va a durar el contrato. que pagas tú, no el empresario. Así que cuando os hablen de las bondades y excelencias del I+D+i y de los altos costes salariales malagueños les contáis el chiste a ver si se ríen. La Agencia se pondrá en contacto con el empresario B para pedirles el origen de esa información que no deben tener. Otra es gastar parte del presupuesto en contratar a la empresa de responsable de una empresa de trabajo temporal. Las ventajas para las empresas de que desaparezca el convenio que sea de aplicación a su actividad son muchas. Bueno, en ese caso lo que hacen es el ridículo, pero desde luego no hacen huelga.
Ésta es la principal razón. Es muy barato. son delitos. A los que no os lo creáis, según los datos de la OEDC, la antigüedad media en España es de 9 años. "Error" de no pagar la antigüedad en vacaciones. No puede ser de otra forma porque aún no hay nada oficial. Ahora queda las fases de ponencia, enmiendas, Senado, etcétera. La sentencia señala que la empresa había acreditado que el motivo del despido estaba fundamentado en causas económicas y organizativas, si bien con las pruebas aportadas a lo largo del proceso la sala considera que no se ha logrado acreditar en qué consistió esa remodelación del departamento ni tampoco las supuestas pérdidas. Pero haciendo una investigación profundísima se puede llegar fácilmente a la conclusión de que eso de proactivo es algo así como el gol de Iniesta, es decir que el tío iba así como a meter el gol a posta sin que se lo dijeran cuando le dieron el pase. No se dice si fue por despido, por finalización de contrato temporal o por baja voluntaria. Por tanto se seguirán produciendo despidos objetivos (individuales o colectivos) sin que acabe el ERE temporal. etc. Las empresas cotizan un 29,9%, por resumir también. Es que nunca ha sido necesario presentar copia en la empresa sino sólo "a la empresa". Esto no significa que se haya superado la crisis, pues persisten los factores que limitan la recuperación y reducen el potencial de crecimiento económico y el del bienestar como son: la elevada tasa de desempleo, el alto nivel de endeudamiento público y privado, el descenso del PIB per cápita y el aumento de la desigualdad. Veamos un ejemplo: A un trabajador le deben las nóminas completas de enero, febrero y marzo. ¿Los sindicatos son los únicos que pueden convocar elecciones sindicales y presentar candidaturas? Y un jamón con chorreras.
Eso por no hablar de que existen las inspecciones de oficio cuando las cosas no terminan de cuadrar. Por tanto, la medida aplicada por la cárnica (despido o la que fuera) se podría impugnar basándose precisamente en que el verdadero empleador no es la cárnica sino el banco. Dicho de otra forma más técnica: la prueba del empleado no es una causa válida de temporalidad. Está muy extendido entre los transportistas, comerciales, agentes de seguros, profesores, informáticos, arquitectos, ingenieros, profesiones sanitarias, oficios, traductores e intérpretes, periodistas, fotógrafos, redactores, publicistas, diseñadores gráficos, creativos. "A la empresa" no es lo mismo que en la empresa. Hasta aquí digamos que lo normal. Además está eso de que el despido objetivo se justifica si se "deduce mínimamente la razonabilidad". Tu empresa estuvo abierta e intentaste llegar pero no pudiste y puedes demostrarlo. Pero claro, si no quieres dejar el trabajo no vas a rescindir el contrato, por lo que todo se resumiría en poner la demanda de reclamación de cantidad y esperar a cobrar. Pero no se correría riesgo alguno de denuncia falsa y por supuesto la vía social seguiría su curso. El 4 será admitido porque, en contra de lo que se predijo en la asesoría de Málaga, el contrato de apoyo a emprendedores está siendo un auténtico fracaso, ya que los empresarios siguen utilizando en masa el contrato temporal en fraude.
La empresa demandó al chófer para que le devolviera el importe de las llamadas. Pues si te crees que has llegado a la meta lo llevas claro, porque solo has llegado al estadio y los muy cabrones de la organización te van a hacer darle 20 vueltas a la pista. Entendamos esto bien también. El contrato por obra en fraude de ley ha muerto. Igual que hay salario mínimo de convenio pero no salario máximo. Queremos informar a estos listillos que según el artículo 12 del RDL 17/1977, aún vigente, si una empresa se ve obligada a cerrar el 29S podrá descontarle un día de salario a toda la plantilla aunque hayan ido a trabajar. Por tanto, para no hacer el idiota, puedes redactar un escrito de reclamación de deuda y presentárselo a la empresa. Por tanto, si te comunicaran que te vas a la calle por no haber pasado el período de prueba, pero ya hubiera pasado el del convenio, podrías interponer y ganar muy fácilmente una demanda de impugnación del despido, con lo que tendrían que readmitirte (pagando salarios de tramitación) o bien pagarte la indemnización de despido improcedente.
¿Y en el caso de gemelos? Todo se multiplica por dos en el caso de lactancia sin acumular disfrutada "en medio" de la jornada, aunque sea antes y/o después del descanso. Por la misma razón del punto anterior también seréis indefinidos los que lleguéis al 24 antes de que entre en vigor lo que aprueben el viernes (seguramente el lunes). Traducción: le devuelven el dinero pero él no tiene que devolver los días. Con respecto al resto de conceptos del finiquito (habitualmente vacaciones, pagas extras y falta de preaviso), la obligación de pago se genera a fecha de despido.
En consecuencia, su curso de vida laboral ya es plenamente moderno al supeditar su comportamiento familiar (nupcialidad, maternidad, crianza) a su comportamiento ocupacional. De estas dos dimensiones, especialmente en la discusión pública, recibe mucha más atención la dimensión salarial. Además, hay otro grupo de jóvenes en paro, el 13 % del total, que tienen una elevada cualificación, pero no encuentran trabajo por falta de experiencia, para ellos, -dijo-, se requieren medidas "que mejoren el acercamiento a la empresa". Con respecto a la propuesta de los sindicatos, de reservar el 2 % de la plantilla para los jóvenes, ETT dijo que espera "verla sobre la mesa" para conocer cómo se articularía. Sobre el contrato único, ETT señaló que quien avala el contrato único piensa más en rebajar las indemnizaciones por despido que en acabar con la segmentación del mercado de trabajo. El contrato único, -afirmó- es una "construcción académica" que no está probada en la realidad, que se "adapta mal" a economías cíclicas como la española y, además, tiene problemas de "encaje constitucional". Al respecto, explicó que según la Constitución, la extinción del contrato siempre debe ser causal y en la formulación académica del contrato único "no hay causa y cuando se extingue se acaba".
Sobre el balance de la reforma laboral, indicó que, desde su entrada en vigor en julio de 2010, se han firmado casi 300.000 contratos de fomento, un crecimiento del 31%, respecto al año anterior y, de ellos, las conversiones de temporales a fijos se han multiplicado por seis. También se han suscrito casi 68.000 contratos de formación, un aumento en torno al 17%, y más de 50.000 de prácticas, una subida del 16%, señaló. Sobre las irregularidades en las prestaciones de desempleo, ETT precisó en el año 2010 se saldaron con 268.000 sanciones de retirada de las ayudas durante periodos entre uno y tres meses, o de manera permanente en los casos más graves. También el año pasado, según detalló la secretaria de Estado de Empleo la labor inspectora contra el empleo sumergido permitió recaudar mil millones de euros, tras detectar 117.000 infracciones. En los últimos veinte años hemos asistido a enormes cambios en la estructura de la fuerza de trabajo de los países occidentales. En 1990 se alcanza algo más de la proporción que tenía la ocupación femenina en 1976, en 1995 llega a un 32,5 por ciento y en el último año analizado, 2001, es de 33,9 por ciento respecto al total de población ocupada. La economía Málagana genera empleo pero no con la intensidad necesaria para absorber la gran oferta de mano de obra que se incorpora al mercado de trabajo a causa del elevado crecimiento de la población activa, especialmente femenina, por lo que parte de esta población termina integrándose en el paro.
Los activos parados. Junto a estos objetivos generales, también se observarán las variaciones que experimenta el empleo femenino en relación con los sectores de actividad. Los datos sobre población activa, ocupada y parada, se han obtenido de la Encuesta de Población Activa elaborada por el Instituto Nacional de Estadística; a partir de ellos se han calculado los índices y las tasas utilizadas para medir los distintos fenómenos relacionados con la actividad económica. Evolución de la población activa desde 1976 Al observar el desarrollo de la actividad masculina y femenina en el período 1976-2001, destacan dos hechos significativos: el aumento de la población activa en su conjunto y la gran asimetría entre los sexos (cuadro 1). Uno de los principales objetivos de cualquier titulado universitario es incorporarse al mercado laboral y poner en práctica todos los conocimientos aprendidos durante la carrera. Sin embargo el incremento de la tasa ha sido constante para ellas hasta el año 1995 y mayor que el sufrido por los varones.
Esta misma evolución la muestra el empleo masculino aunque en este caso los retrocesos son más acusados y se amplían a todos los grupos de edad: de 1981 a 1985 la tasa de ocupación se ha reducido en las mujeres 6,26 puntos en el grupo de edades 16-19 años, 4,72 en el grupo 20-24, 0,75 en el de 25-54 y 2,87 en el de 55 y más años; en los hombres las disminuciones de las tasas han sido de 13,4 puntos en las edades muy jóvenes, de 7,2 en las jóvenes, de 5,5 en las intermedias y de 3 en las elevadas. En el transcurso de la segunda mitad de los años ochenta, coincidiendo con el primer periodo de expansión económica, se produce un cambio de tendencia que se manifiesta en casi todos los grupos de edades. - El grupo 16-19 incrementa sus efectivos femeninos y masculinos en una proporción muy parecida (entre 1985 y 1991 la tasa de ocupación ha aumentado 3,6 puntos tanto en hombres como en mujeres). - En los grupos de edades 20-24 y 25-54 el aumento del empleo también se hace notar, lo que es especialmente significativo para los jóvenes adultos entre 20 y 24 años (la tasa de ocupación femenina se incrementa en 14 puntos y la masculina en 21), siendo el aumento menos acusado en las edades 25-54, aunque, en este caso, las mujeres incrementan sus efectivos en casi 6 puntos más que los hombres. - El grupo de 55 y más años disminuye su tasa de ocupación.
Las bolsas de trabajo universitarias, las empresas y los colegios oficiales son los principales puntos donde empezar a buscar. Otra opción es enriquecer tu currículum para que sea más atractivo para las empresas. El paro femenino La población activa no ocupada adquiere en nuestra Región una gran proporción desde mediados de los ochenta. La brecha salarial se atribuye automáticamente a alguna forma de discriminación. Sin embargo, son las dos brechas las que, conjuntamente, caracterizan la situación en el mercado laboral porque son dos dimensiones igualmente importantes del fenómeno: los “precios” y “las cantidades”. Pero a excepción del tiempo comprendido entre 1984 y 1989 en el que el empleo crece de forma neta, en el resto del tiempo ha predominado la recesión, lo que supone una pérdida de puestos de trabajo y una incorporación al paro de una buena parte de los nuevos activos que acceden al mercado de trabajo. Los activos ocupados. Desde 2009 las dos brechas han evolucionado en sentidos contrarios: sí, la trabajadora media está peor pagada que antes, pero en comparación con los hombres que trabajan hay relativamente más mujeres que lo hacen.
A la hora de abordar y definir de manera específica qué condiciones han regido su incorporación y cómo se ha producido, supone un reto poder aislar y definir las particularidades del mercado laboral con una visión de género. Los varones sostienen en todas las edades un nivel de actividad superior. En ese mismo periodo la tasa de empleo femenino ha aumentado en nueve puntos, casi tres puntos menos que el aumento que sostiene la tasa de actividad femenina, (en el año 1981 estaban ocupadas el 21,42 por ciento de las mujeres en edad de trabajar; en el año 2001 lo estaban el 30,61 por ciento); mientras que en los varones apenas se eleva medio punto; en este caso la tasa de ocupación masculina ha pasado de ser 61,5 por ciento en el año 1981 a 62,1 por ciento en el 2001. De la tendencia seguida por las tasas de paro en España y en la Región se derivan dos hechos: - El mantenimiento de la brecha existente entre hombres y mujeres en clara desventaja para el colectivo femenino.
El aumento del paro femenino en el ámbito nacional es superior al producido en las trabajadoras de la Región: la tasa de paro femenino se incrementa algo más de tres puntos y medio en España cuando en Málaga el aumento es de 2,7, a la vez que en el caso del paro masculino el fenómeno ha sido inverso: las tasas de paro se han reducido en los varones con una intensidad más acusada en España que en Málaga, (entre los años 1981 y 2001 la tasa ha perdido 4,1 puntos en el conjunto nacional, en la Región de Málaga la pérdida ha sido de 2,9 puntos. La estructura de edades de la población ocupada según el género Al igual que ocurre con la actividad, la ocupación de las mujeres malagueñas acusa en todas las edades niveles inferiores al de los varones; además las ocupadas efectivas no alcanzan al 50 por ciento de su correspondiente grupo de edad (incluyendo activas e inactivas) en ningún período de su vida económicamente activa, cuando los varones rebasan ampliamente esta proporción en los períodos más productivos de su vida activa.
Actualmente las tasas de ocupación más altas se producen, tanto en hombres como en mujeres, en el grupo de edades 25-54 años, aunque con niveles de intensidad diferentes: en el año 2001 el 86,7 por ciento de los hombres entre 25 y 54 años están ocupados en la Región mientras que en el caso de las mujeres tan sólo lo están el 45,6 por ciento. Las edades jóvenes también ofrecen en Málaga un nivel de ocupación significativo para ambos colectivos poblacionales, aunque, una vez más, los efectivos femeninos lo muestran en menor medida: la tasa de ocupación en las edades 20-24 es para los varones de 64,30 por ciento y para las mujeres de 39,50 por ciento. La diferencia de ocupación por género se observa también en las edades extremas. Además, las empresas tendrán la posibilidad de consultar sus CV y de ponerse en contacto con ellos cuando necesiten cubrir algún puesto, aunque no se hayan inscrito específicamente en esa oferta. Hoy en día, es tan importante es completar el currículum con nuestra formación y conocimientos como adaptarlo a cada oferta laboral, destacando aquellos aspectos más valorados según el puesto de trabajo. Cuanto mayor sea el horizonte adquirido mayor puede ser el marco laboral en el que te puedas desarrollar. La formación universitaria no es condición suficiente para encontrar un trabajo. Es decir, las diferencias salariales entre mujeres y hombres en el mercado de trabajo.
La forma de vestir, cómo realizar una dinámica de grupo, cuáles son las preguntas más habituales que se realizan, qué tipos de pruebas son las más comunes o consejos para superar los test de selección son algunos de los contenidos que podrás encontrar. Tanto si vas a firmar el contrato como si te vas a incorporar en tu primer día, es necesario que tengas en cuenta tanto tus derechos como tus obligaciones. No obstante es un sector que absorbe mano de obra, sobre todo en la Región de Málaga, aunque de forma irregular, a lo largo del tiempo analizado. Entre 1981 y 2001 se observa un descenso del porcentaje de mano de obra femenina en el sector de 0,6 puntos, mas la trayectoria seguida es muy oscilante. Málaga, sin embargo, es en la década de los ochenta cuando entra en el proceso de terciarización de la economía. Los colectivos más perjudicados son, como ya se ha señalado, los jóvenes y las mujeres. El promedio de edad de la mujer activa en Málaga en el año 2001 es de 30,07 años, dos años y medio más joven que el varón activo medio que mantiene un promedio de edad de 32,63 años.
En segundo lugar, el ciclo de vida y el ciclo laboral están mucho más engarzados en el caso del varón que en el caso de la mujer. Tras el periodo de crianza, una pequeña parte de esas mujeres volvía a reintegrarse a la actividad laboral. Asimismo, el retorno de muchos emigrantes viene a ahondar más el problema del desempleo en la década de los ochenta. La recuperación económica, iniciada a partir de 1984, trajo consigo una importante creación de empleo, pero el crecimiento de la población activa hizo que la creación de empleo no se tradujese en nuestra Región en una reducción sustancial del desempleo. Por otro lado, el contexto normativo Europeo y los avances legislativos, han sido uno de los mayores estandartes para sentar las bases para la consecución real de la igualdad en el mercado laboral, una realidad cada vez más avanzada, pero lejos de lo que todavía supone la igualdad efectiva. Pese al lugar prioritario que ha ocupado la igualdad de oportunidades y los discursos que han favorecido y apoyado políticas de empleo igualitarias, siguen presentes conceptos relacionados con la desigualdad de género en el ámbito del empleo, tales como: la segregación ocupacional horizontal y vertical, la discriminación salarial, el paro, la doble presencia, absentismo laboral, el acoso sexual, la contratación temporal a tiempo parcial. Hacer un análisis del mercado de trabajo femenino implica, por un lado, describir las diferencias entre los hombres y las mujeres, evidentes al revisar las cifras que ofrecen las estadísticas oficiales y, por otro, establecer qué factores promueven y mantienen una desigualdad en el contexto laboral, analizando aquellos elementos estructurales que impiden el avance real hacia la no discriminación por razones de sexo.
Al hacer referencia al análisis del mercado laboral femenino, este exclusivamente se centra en las características actuales del mismo, dejando fuera las cuestiones relativas a la economía sumergida (donde la presencia femenina es histórica y abundante) y al trabajo no remunerado (característico de la esfera de la reproducción de la fuerza de trabajo) cuyas actividades cuentan con una presencia femenina mayoritaria y sin la consideración social y económica del trabajo. Este aspecto supone una limitación importante a la hora de abordar un análisis completo e integral, en el que se hace necesario establecer el punto de partida del estudio en el acceso al mercado laboral reglamentado y reconocido, relegado históricamente a la hegemonía masculina, y donde la no participación de ese espacio suponía el no reconocimiento de actividad productiva, generando una importante diferencia entre quién produce y no produce en la sociedad. En el año 2001 trabaja en el sector únicamente el 1 por ciento de las mujeres ocupadas y, en relación al conjunto de ocupados en la construcción, el porcentaje de mujeres empleadas en el sector es escaso (3,1 por ciento). Conclusiones Entre los aspectos más significativos que se derivan del análisis efectuado destacan los siguientes: Se ha dado un rápido aumento del número de activos en la Región de Málaga desde principios de la década de los años ochenta, superior al crecimiento medio del país: la cifra total de activos malagueños se ha incrementado, entre los años 1984 y 2001, en casi un 50 por ciento y la tasa de actividad lo ha hecho en 6,5 puntos. En este sentido, se refirió al modelo "alemán" o "modelo dual" que combina formación y contrato de trabajo, y que el Gobierno está dispuesto a discutir.
El Ejecutivo estaría dispuesto a poner dicho modelo en la agenda política "siempre que sepamos qué es, cómo se articula, y que necesita un gran pacto de Estado y la implicación de todos", subrayó ETT. Es destacable del comportamiento por edades el notorio aplazamiento de la edad de entrada al mercado de trabajo. La tendencia estructural ha supuesto un menor crecimiento para ellos y un incremento sostenido para ellas, a pesar del descenso de la ocupación, en general, durante las fases recesivas de la economía. Así, durante la primera fase recesiva (1976-83) los hombres malagueños pierden un 10 por ciento de sus efectivos ocupados mientras que las mujeres ocupadas se reducen un 18 por ciento, y en la segunda (1990-1995) los hombres pierden un 5 por ciento de sus efectivos y las mujeres se mantienen estabilizadas. En las demás edades las reducciones son poco acentuadas (entre 1 y 5 puntos). Las mujeres, por su parte, solamente pierden efectivos ocupados en las edades jóvenes y muy jóvenes (la tasa se reduce 6,6 puntos en el grupo 16-19 años y 10,7 en el de 20 y 24 años), mientras que en las edades intermedias y elevadas los ganan; aunque en estos casos las ganancias son poco importantes. Durante la segunda mitad de los años noventa el empleo aumenta en todas las edades, siendo el crecimiento más acusado para los varones en el grupo de edades 20 y 24 (la tasa de ocupación se incrementa 18 puntos entre los años 1995 y 2001) y para las mujeres en el grupo 25-54 años (la tasa aumenta 9,2 puntos).
Globalmente, en el período 1981-2001, salvo en las edades 16-19 años en las que ha disminuido el nivel de ocupación, las tasas de empleo han aumentado en las demás edades. En este período, que se extiende hasta 1983, la población activa se mantiene en un promedio de 311.000 individuos anuales. El descenso de la tasa para los varones es continuo en una buena parte del período analizado, como consecuencia del aumento de la edad de escolaridad obligatoria y de las políticas de jubilación anticipadas durante las etapas recesivas de la economía. Desciende desde 1981 hasta 1985 (8,5 puntos) a causa de la crisis económica y se incrementa en 1990, en el que la participación femenina llega a su punto máximo (26,5 por ciento de los activos en el sector son mujeres); en la última fase recesiva desciende de nuevo (entre 1990-95 pierde 4,7 puntos) para volver a aumentar en los últimos años de evolución. Los servicios de empleo de las universidades se encargan de ponerse en contacto con empresas interesadas en incorporar graduados a su plantilla, ya sea como becarios o como empleados con su correspondiente contrato laboral.
Tanto si tienes en mente realizar prácticas en una empresa como si lo que deseas es conseguir tu primer empleo necesitarás preparar tu Currículum Vitae y tener en cuenta una serie de pautas para conseguir ese puesto. El paro constituye un fenómeno verdaderamente importante para las mujeres de menos de 25 años; edades en las que, en el año 2001, están desempleadas casi un tercio de las activas de nuestra Región. Pese a la importancia que esta adquiriendo la presencia de la mujer en la actividad económica, la base de la masa laboral Málagana es masculina, ya que en la actualidad más del 60 por ciento de la fuerza de trabajo regional esta constituida por hombres. La actividad por edad de las mujeres también alcanza en todas las edades niveles inferiores a la de los varones; tanto en las tasas de actividad como de ocupación. Como resultado de cambios en la estructura económica, la democratización de los anticonceptivos, las tecnologías de los electrodomésticos, el coste de oportunidad mantener una estructura familiar tradicional aumentó drásticamente. El número de parados en 1976 alcanzaba en Málaga la cifra de 15.690 personas y, a partir de esa fecha el paro iniciará un crecimiento extraordinario debido a la crisis económica mundial que provoca una recesión profunda en los países de Europa occidental. Ello hay que atribuirlo al alza de la población activa en la Región, que, aunque elevada en ambos sexos, es aún superior en el caso de las mujeres. Hay que señalar que el número de varones ocupados era y es mayor que el de las mujeres.
En la Región de Málaga las mujeres ocupadas en la industria en el año 2001 representan casi el 14 por ciento de todas las empleadas, mientras que hace veinte años, en 1981, representaban algo más del 21 por ciento. El recurso a la emigración exterior, que supuso un alivio para nuestra economía y una reducción de las cifras de paro, dejó de tener vigencia en nuestra Región por efecto de la propia crisis. Sin embargo, el gráfico de arriba muestra que si uno mira también la brecha de empleo, ni la situación antes era tan buena, ni después había empeorado tanto. El empleo femenino La evolución del empleo por género en Málaga parte de un reparto del empleo en 1976 sumamente asimétrico y sigue la tendencia general ligada al ciclo económico. A pesar de la crisis económica que viene afectando a la sociedad española, la tasa de actividad femenina, cuyo crecimiento ha sido imparable en las últimas décadas, no se ha frenado durante el proceso de recesión. La crisis, que inicialmente afectó en mayor medida a sectores específicamente masculinos, ya ha empezado a extenderse hacia otros con fuerte concentración de empleo femenino.
Estas y otras nuevas realidades de exclusión social en el momento actual que vive el mundo generan necesidades sociales en los individuos, grupos y comunidades, que necesariamente en las denominadas sociedades avanzadas cuestionan los modelos de igualdad de oportunidades, y plantean nuevos retos para una sociedad sensible, humana y que busque la justicia y la igualdad. Uno de los principales mensajes ciclo GID el año pasado era que el papel de la mujer en la sociedad, y con ello la estructura familiar, ha cambiado radicalmente en el siglo pasado. El efecto de que muchos trabajadores mal pagados salgan del mercado laboral es que el trabajador medio (empleado) esté mejor remunerado. De tal manera que en el año 2001 las mujeres activas llegan a suponer el 37 por ciento de los activos totales, cuando en el año 1976 únicamente representaban el 30 por ciento.
Si en lugar de a las cifras absolutas recurrimos a las tasas de actividad podremos medir en términos relativos cual es el grado de participación de la mujer Málagana en la actividad económica y la importancia de los cambios producidos en transcurso del período analizado. En el año 1976 sólo el 29,94 por ciento de las mujeres en edad de trabajar eran activas en la Región, una proporción muy inferior a la que alcanzaban los varones cuya tasa de actividad era del 75,82 por ciento. Te damos los trucos para comenzar con buen pie y las claves para que puedas reaccionar en caso de despido. Si, por el contrario, eres una persona con iniciativa y que siempre has soñado con ser tu jefe y montar su propio negocio, no dejes de consultar nuestra sección de emprendedores. Es decir, jóvenes que con 16 años abandonaban de forma prematura el colegio porque había mucho trabajo, y con salarios "razonables". Hoy, esos jóvenes en su mayoría entre 21 y 30 años se encuentran sin trabajo "y lo que es peor, sin muchas posibilidades de volver a tenerlo" porque no tienen el título de educación secundaria obligatoria.
Este es uno de los asuntos que se abordarán la semana próxima en la mesa tripartita del empleo, en la que participan también empresarios y sindicatos. Una de las caras más visibles de este cambio ha sido el mercado laboral. Pensemos que la participación en la actividad por parte de los varones era, hasta hace poco tiempo, lo normal, mientras que en las mujeres lo normal era dedicarse a la familia. Junto a ello el incremento del nivel de vida, que permite a las familias retrasar la incorporación al mundo del trabajo de sus hijos. Este fenómeno, que se manifiesta, ahora, en los dos sexos, es especialmente importante para el colectivo masculino (la tasa ha disminuido 4,6 puntos para los varones y sólo 1,7 para las mujeres). Durante la primera mitad de la década de los años noventa, coincidente con la segunda crisis económica hay que destacar un comportamiento desigual de la ocupación en los distintos grupos de edad y en cada uno de los sexos.
En los hombres, las tasa de ocupación se reduce en todos los grupos de edad, siendo la pérdida del empleo especialmente acusada en el grupo de edades de 20 a 24 años (la tasa disminuye 18,6 puntos entre 1991 y 1995). En el año 2001 el promedio de mujeres activas en la Región es de 174.150, es decir, 80.570 más que en el año 1976, lo que le reporta a las cifras un crecimiento relativo de 86,10 por ciento entre los dos momentos que enmarcan el periodo de estudio. Este crecimiento es muy superior al que sostienen en el mismo período los varones activos. Esto, junto con otros factores, impulsaron a las mujeres masivamente al mercado laboral cambiando para siempre su estatus y sus expectativas vitales. Sin embargo, hoy aún la situación laboral de los hombres y mujeres dista mucho de ser comparable. Este colectivo, que constituye la fuerza de trabajo potencial susceptible de ser contratada por los empleadores en el mercado de trabajo, ha experimentado una trayectoria alcista durante la década de los ochenta y primeros años noventa, ya que en estos años están entrando en edad de trabajar las generaciones numerosas producto de la alta natalidad existente desde mediados de los cincuenta hasta finales de los años sesenta.
Asimismo en la Región de Málaga la población es más joven que en el resto de España, como consecuencia de una tradicionalmente más alta fecundidad; ello supone, por un lado una mayor potencialidad en recursos humanos, pero también un mayor reto en cuanto a la creación de puestos de trabajo demandados por estos mayores efectivos. A lo anteriormente señalado habría que añadir la incidencia del flujo inmigratorio que viene produciéndose en estos años y que le proporciona a la Región un aporte adicional de elementos jóvenes que repercuten positivamente en el tamaño de la población en edad activa. Los factores meramente demográficos explican el tamaño de la población en edad activa, sin embargo no son suficientes para justificar, por sí mismos, el aumento de la fuerza de trabajo, ya que los activos interaccionan con las estructuras sociales y económicas, por ejemplo, el desarrollo económico, las medidas puntuales de política económica, la anticipación de la jubilación, el retraso en la incorporación de nuevas generaciones al mercado laboral al ampliar la escolaridad obligatoria y la participación femenina en el mismo.
La evolución de la tasa de paro femenina y masculina en este grupo de edad ha seguido una tendencia hacia el incremento, si exceptuamos el periodo 1995-2001, siendo más acentuado para el colectivo masculino; el resultado es que en el año 2001 el nivel de paro es algo más elevado en los hombres (5,83 por ciento) que en las mujeres (5,33 por ciento). De lo expuesto se puede deducir que uno de los aspectos más negativos que presenta el mercado de trabajo es precisamente el que el paro afecta de forma desigual. De todos los hechos apuntados es el creciente proceso de incorporación de la mujer al mercado de trabajo, debido entre otras razones a las mayores posibilidades de ocupación generadas durante la etapa expansiva de la economía, el que más ha contribuido a elevar la cifra global de activos en Málaga durante los años que integran el periodo analizado.
Evolución de la actividad por sexo. Y por el otro, que gracias al trabajo en el ámbito de la reproducción y la crianza, el sistema considerado como productivo se había podido sustentar. A lo largo de la actual fase expansiva (1995-2001) la ocupación masculina regional crece en un 27 por ciento cuando la femenina lo hace en un 36 por ciento. En cualquier caso desde 1995 se viene produciendo en Málaga una reducción de la tasa de paro por efecto de la reactivación económica característica de estos años, siendo el descenso especialmente significativo para las mujeres. La tasa de paro de las mujeres malagueñas con más de 55 años era en 1981 de 3,50 por ciento; los varones, por su parte, presentaban una tasa de paro algo inferior: 3,24 por ciento. A partir de 1984 la tasa de actividad inicia una recuperación aunque lenta y titubeante, que se mantiene hasta el año 2000, momento en el que la tasa (53,05 por ciento) logra superar, por primera vez en todo el período de observación, los niveles del año 1976.
El principal objeto no es proponer una explicación, sino señalar las muchas posible e invitar al lector a pensar en ellas de forma crítica. Las brechas gemelas en el tiempo y el espacio Para medir la igualdad de género en el mercado laboral, existen dos grandes indicadores: las diferencias salariales, y las diferencias de participación. Este fenómeno está relacionado, entre otros factores, con el descenso de la natalidad en la Región de Málaga. En el año 2001 la tasa de actividad femenina en las edades 25-54 es 22,6 puntos más alta que en el año 1976, mientras que en las edades 20-24 la tasa ha experimentado, entre estos dos años, un menor incremento: 11,23 puntos. Aunque cada vez son más las mujeres malagueñas que trabajan, aun casadas y con hijos menores, este es un fenómeno que se da con menor intensidad en Málaga que en el conjunto de España. En Europa estos cambios han ido asociados a niveles muy altos de desempleo que han sido paliados por la recuperación económica de los últimos años.
Así, sobre la base 100 del año 1976, momento en que se contabilizó un promedio anual de 93.550 mujeres activas en la Región, el índice de variación de las cifras pasa de 106 en el año 1985, a 147 en 1990, a 163, en 1995 y a 191 en el 2000. Ahora bien, este hecho no debe hacernos olvidar la asimetría con respecto a los varones: las mujeres activas siguen siendo minoría con respecto al colectivo femenino, mientras que los varones trabajan cuando tienen edad para ello y se retiran cuando alcanzan la edad de jubilación. La participación laboral de la mujer en el mundo del trabajo es un fenómeno complejo en el que intervienen numerosos factores. Los datos del cuadro 1 muestran que, en Málaga, la fuerza de trabajo ha crecido sustancialmente en el último cuarto del siglo xx: de 311.490 activos de media anual en 1976 se ha pasado a un promedio de 469.920 en el año 2001, lo que representa un incremento relativo de 50,86 por ciento y absoluto de 158.430 nuevos activos entre los dos años que enmarcan la evolución.
Sin embargo el ritmo de crecimiento de la población activa no ha sido homogéneo en el transcurso del período analizado. De otra, la prolongación de la escolaridad obligatoria por parte del Estado alarga la edad escolar y, con ello, la entrada en el mundo laboral que legalmente se establece a los 16 años. La estructura de edades de la población parada según el género El fenómeno del paro no afecta por igual a los distintos sexos y grupos de edad. En la actualidad la tasa de actividad de las mujeres españolas en el grupo de edades 25-54 años es bastante más elevada (64,4 por ciento) que en Málaga (55,52 por ciento). Existen varias opciones que no sólo suponen una mejora de tu CV sino también una experiencia personal inolvidable. Pero también se está incrementando la presencia de hombres adultos, provenientes de las crisis de sectores industriales tradicionalmente masculinos. La ocupación femenina según los sectores de actividad En el cuadro 3 se aprecia la evolución seguida por la ocupación femenina desde el año 1981 hasta 2001 en Málaga. En Emplea Universia, la comunidad laboral universitaria líder en España, además de acceder a cientos de ofertas de prácticas (tanto en España como en el extranjero) y primer empleo podrás informarte de cómo ser un candidato 10.
Los candidatos deberán registrar su currículum para poder apuntarse a las ofertas de trabajo que más les interesen y recibirán en su correo electrónico las que más se ajustan a su perfil. Si la anterior etapa de expansión económica se caracterizó por el fuerte proceso de incorporación de la mujer al mercado laboral, con avances importantes de la población activa, la actual muestra un ritmo más inestable y ralentizado en lo que se refiere al acceso de la mujer a la actividad laboral. Por efecto de este proceso los varones activos reducen su participación en el cómputo total de activos generados anualmente en la Región (han pasado de representar el 70 por ciento del total en 1976 al 62 por ciento en 2001), mientras las mujeres aumentan dicha participación en 7 puntos.
La horizontal, por un lado, que refleja la desigual distribución en ocupaciones del mismo nivel, que concentra a las mujeres en determinados sectores y las excluye de sectores considerados más masculinos. Así, si en el año 1976 la brecha existente entre hombres y mujeres era de 45,8 puntos, en el 2001 es sólo de 29,3 puntos Sin embargo, pese a la progresiva incorporación de la mujer Málagana a la actividad económica, la tasa de actividad femenina se mantiene en nuestra Región en niveles algo inferiores a los alcanzados en el conjunto de España. Entre los años 1976 y 2001 el número medio de malagueños que participan anualmente en la actividad económica regional tan solo ha aumentado en un 35,73 por ciento. Observemos la situación existente al comienzo del periodo. A mediados de la década de los setenta las tasas de actividad femenina acusaban un máximo entre los 16 -24 años y una caída brusca a partir de esa edad, coincidente con la nupcialidad y la llegada del primer hijo y su retirada del trabajo.
Por otro la segregación vertical, que consiste en la distribución desigual de mujeres y varones en la jerarquía ocupacional, ocupando puestos considerados de menor responsabilidad. Pese a los importantes avances en la incorporación al mercado productivo por parte de las mujeres, permanece un desequilibrio entre las nuevas tareas asumidas, sus condiciones y las previamente asignadas. A esta situación hay que agregarle la crisis económica y los cambios sociales y culturales que podrían contribuir a generar un agravamiento de la desigualdad: El envejecimiento progresivo de la población, que genera un cambio profundo en la pirámide poblacional, donde cada vez hay más mayores de edad que plantean nuevas necesidades a cubrir, y menos jóvenes que puedan con su trabajo contribuir a la cobertura de esas necesidades. El creciente protagonismo de las mujeres en todos los ámbitos de la vida económica y social y su incorporación al mercado laboral, lo que supone un incremento de las situaciones de dependencia y de disminución del apoyo social informal, como consecuencia de la incorporación de las mujeres al trabajo fuera del ámbito doméstico. La falta de asunción de estos roles de cuidado informal por parte de los hombres.
El incremento de las situaciones de vulnerabilidad que afecta especialmente a determinados colectivos (personas con enfermedades mentales, personas privadas de libertad, personas drogodependientes, etc.). El empleo, por un lado, el número de personas que ya están fuera del circuito de las prestaciones de desempleo, por haber consumido el tiempo de prestación máximo, y por otro, las personas que están recibiendo la prestación, también por el aumento de la precariedad del empleo sobre la juventud, las mujeres y población inmigrante, como consecuencia del desigual reparto de roles sociales entre hombres y mujeres. El retraso en la edad de emancipación de la juventud y el desempeño de tareas productivas de baja cualificación por las personas inmigrantes. Estos y otros factores podrían contribuir a generar mayor desigualdad, si no se toman medidas que palien estas desigualdades y se frena el hecho de que las personas que más tienen, tengan cada vez más y las que menos disminuyan sus posibilidades. La tasa de actividad de las mujeres continúa aumentado significativamente en contraste con la reducción en los varones, con la excepción de las mujeres jóvenes. La población activa Málagana en el año 2001 presenta, en efecto, unas características demográficas notablemente diferentes a las de 1975 y no solo porque hay 158.430 activos nuevos, sino porque una parte cada vez más importante de ellos, son mujeres. Estas cifras muestran que la base de la masa laboral Málagana es masculina, ya que más del 62 por ciento de la fuerza de trabajo está constituida por hombres, no obstante, este porcentaje ha experimentando un cierto debilitamiento en los últimos años, como consecuencia de la creciente presencia de la mujer en la actividad económica.
Los datos del cuadro 1 también muestran un progreso de las mujeres activas en Málaga durante el último cuarto del siglo XX con aumentos anuales que se van intensificando a partir del año 1984, para reducirse algo en los últimos años de observación. En el 2001 la tasa de actividad se sitúa, en Málaga en el 52,45 por ciento, un nivel que sigue manteniéndose por encima del nivel medio de España (51,45 por ciento). La razón del elevado aumento de la población activa Málagana, tanto en la fase expansiva como recesiva de la economía, se ha debido, en parte, a factores demográficos. Nuestra población posee una estructura por edades, aunque en proceso de envejecimiento, todavía relativamente joven, con un peso importante de elementos jóvenes y adultos.
Cuatro grandes retos con gran repercusión en la cantidad y calidad del empleo que se puede generar o destruir en los próximos años. En 1994, Jacques Delors, en aquel momento Presidente de la Comisión Europea, detectó estas cuestiones y se planteó, en forma de libro blanco, cuáles eran los retos y principales pistas para que Europa entrara en el siglo XXI bajo una perspectiva de crecimiento, competitividad y empleo y lanzó a la palestra pública conceptos como los de Nuevos Yacimientos de Empleo (NYE) y el de Sociedad de la Información (SI) sobre los cuales nos extenderemos en este artículo por su repercusión en las nuevas ocupaciones y en las nuevas profesiones. Entre las muchas cuestiones que se plantean en ese libro premonitorio, la Comisión Europea destaca seis prioridades de acción al servicio del empleo para los estados miembro.
En la primera fase de creación de empleo (1984-90) la ocupación masculina se incrementó en un 16 por ciento y la femenina en un 40 por ciento. La convergencia en los comportamientos de hombres y mujeres, en concreto de las cohortes de población más jóvenes, son el exponente del profundo proceso de transformación de los roles femeninos en la Región de Málaga. El protagonismo de la incorporación de las mujeres a la actividad continuará a corto y medio plazo. A estos factores hay que sumarle el fenómeno de la segregación ocupacional. Según hemos visto en la Región la gran mayoría de los varones entre 25 y 55 años está en el mercado de trabajo con tasa de actividad superiores al 90 por ciento, mientras que las mujeres no superan ni el 50 por ciento para esas mismas edades. La maternidad y las tareas del hogar situaban a las mujeres activas en porcentajes cada vez mas debilitados respecto a su grupo de edad; por tanto la mujer adulta que trabajaba era una minoría. Desde aquí se estableció la idea de una economía, no sólo de mercado, sino también de trabajo doméstico (Pérez, 2006). Así, se trató de subrayar el sesgo de género que tiene esa concepción de trabajo, donde no hay lugar para la mayor parte de las actividades realizadas por mujeres relacionadas con las tareas domésticas y de cuidados, trasladando esta realidad a una distribución asimétrica de poder entre géneros, que conlleva una desigual distribución de recursos, derechos y deberes.
Desde esta perspectiva es necesario incorporar un nuevo planteamiento para superar estos enfoques sesgados y diseñar estrategias que permitan analizar las realidades laborales con un enfoque de género de cara a favorecer la igualdad de oportunidades para las mujeres. Las últimas décadas han sido muy importantes debido a la creciente e intensa incorporación de las mujeres al mercado laboral, acompañado de una modificación de las tareas históricamente asignadas que tradicionalmente han ejercido (Cebrián y Moreno, 2008). A los varones se les daba por supuesta la decisión de incorporarse al mundo laboral en su vida adulta, pero no así a las mujeres hasta hace muy poco tiempo. Entre estos dos entornos existe una interacción que conforma un conjunto de variables favorables o no a la participación de las mujeres en la actividad económica, entre las que destacan entre otras: la edad, la disponibilidad para el empleo, el nivel de cualificación profesional, el tiempo que ha pasado en la inactividad, el estado civil y el tener o no hijos.
En el presente estudio trataremos de analizar y valorar como ha evolucionado la población activa en la Región de Málaga desde 1976 hasta la actualidad, haciendo especial referencia a la situación que ofrecen las mujeres no sólo en cuanto a la actividad sino también en cuanto a la ocupación y al paro. Así, vemos como en Málaga la tasa de actividad femenina ha aumentado algo más de doce puntos a lo largo de estos vintiún años, al pasar de 25,9 por ciento en 1981 a 38 por ciento en 2001, mientras que la de los varones ha descendido en algo más de un punto y medio, al pasar de 69 por ciento en 1981 a 67,4 por ciento en el 2001. En el año 2001 la tasa de paro femenina se sitúa en la Región en el 20,23 por ciento mientras que el año 1981 era de 17,45 por ciento. Así, para aquellos que no tienen la educación secundaria obligatoria y que han acabado la escolaridad, las medidas más adecuadas no serían tanto canalizarlos hacia el mundo laboral como devolverlos al sistema educativo, porque la economía va a crecer por unos empleos que exigirán cualificación intermedia o superior. "Hay que pensar en estímulos que hagan más atractiva la vuelta a la formación" a través de fórmulas diferentes, subrayó, aunque eludió aclarar si eran de carácter económico.
Se pueden distinguir al respecto dos fases claramente diferenciadas. Diferentes entornos influyen en la incorporación y permanencia de las mujeres en el mundo laboral: el entorno más general, procedente del mundo económico e institucional y el entorno más inmediato, procedente de la familia que transmite desde la infancia la necesidad o no de trabajar. Ello puede tener relación con el incremento de la escolaridad y también con el paro en un momento de crisis económica. No obstante, desde el año 1997 la tasa de actividad masculina acusa una cierta reactivación ante las buenas perspectivas económicas que se vienen manifestando en Málaga en estos años. De esta manera, la economía pone especial atención en el ámbito productivo (espacio masculino) donde se desarrolla el trabajo remunerado, invisibilizando el espacio reproductivo y negando la importancia que tiene para el ámbito de la producción de mercado (Carrasco, 2009). Más allá de los aspectos productivos y no productivos del ámbito laboral, algunos autores analizan el trabajo como eje central para la integración social a partir del que se genera un sentido de existencia y se vehicula tanto la participación social como el progreso material (Prieto, 2000). Sería necesario relacionar esta idea con el término de “exclusión social”, concepto que nace a mediados de los años setenta del siglo XX en el contexto de la cultura francesa para focalizar una problemática cada vez más acuciante en las nuevas sociedades tecnológicas (Tezanos, 2001).
La feminización de la mano de obra. Según datos de la EPA, de las 469.920 personas que constituyen por término medio el número de activos malagueños en el año 2001, 295.770 son varones y 174.150 mujeres. Aunque con diferencias entre países, en conjunto se ha registrado una creciente internacionalización de la división del trabajo, se han introducido nuevas tecnologías en gran escala; las economías de muchos países han sufrido un fuerte proceso de terciarización y una fuerte caída del peso del sector primario. En cambio, desde 1985 el porcentaje de mujeres ocupadas en la industria sobre el total de ocupados del sector no ha dejado de aumentar (en 1985 la proporción es de 20,7 por ciento, en 1990 de 22,7 por ciento, en 1995 de 25,6 por ciento y en el 2001 de 27,6 por ciento). El tercer sector en ocupación femenina regional es el de la agricultura. Se ha pasado de una tasa de actividad femenina del 29,94 por ciento en 1976 al 38,02 por ciento en el 2001.
Respecto a las edades de más de 55 años la ocupación femenina alcanza solamente al 8,32 por ciento de las mujeres en esas edades, en tanto que en los hombres esta proporción se eleva al 19,9 por ciento. El incremento global del porcentaje de mujeres ocupadas en Málaga durante los últimos veinte años (desde un 21,42 por ciento en 1981 hasta un 30,61 por ciento en el 2001) no ha sido uniforme para los distintos grupos de edades ni se sostiene durante todo el período de observación. Durante la primera mitad de la década de los ochenta el empleo femenino se reduce en todas las edades, salvo en las más elevadas; siendo las reducciones más significativas en las edades jóvenes y muy jóvenes. Este es un fenómeno que también se ha dado en el conjunto de España donde el proceso de terciarización ya se había iniciado en los años setenta, aunque se acelera a partir de los años ochenta, vinculándose con el proceso de modernización que acusan los sistemas productivos en España.
En efecto, la incorporación anual media total a la población activa es predominantemente femenina, el 64 por ciento de los nuevos activos del período 1984-90 son mujeres y más del 58 por ciento en 1990-95. Las empresas valoran las prácticas profesionales realizadas mientras se estudia, la formación adicional (asistencia a seminarios, conferencias), las actividades culturales, la experiencia internacional, el conocimiento de idiomas, la adaptación a las nuevas tecnologías, etc. Cada vez es más valorado el perfil humano de las personas que pretenden trabajar en la empresa privada, por lo que la colaboración con alguna ONG y el haber realizado trabajos sociales en tu tiempo libre, además de servirte en el desarrollo personal puede ser de gran ayuda en tu vida profesional. Viajar y profundizar en otros entornos y otras mentalidades que te hagan conocer distintas realidades donde proyectar las expectativas profesionales. Mejorar tu nivel de idiomas, pues el conocimiento de otras lenguas abre muchas barreras y permite un más amplio acceso al mundo de la información. Mejorar tus conocimientos de informática, ya que los principales programas de ofimática y las herramientas básicas de Internet son factores imprescindibles en un perfil profesional competitivo.
Aunque el historial académico no lo es todo, sí es un factor importante muy valorado en los distintos procesos de selección. Investiga las empresas creadas por jóvenes, donde las ideas, la creación y la innovación han sido los elementos fundamentales en el desarrollo de actividades novedosas. Consejos para profesionales Mentalizarse de la necesidad de desplazarte a aquellos lugares en los que hay posibilidad de trabajar, es decir, se debe asumir que la movilidad geográfica es una realidad con la que hay que contar de una manera natural. Dedicar tiempo a la preparación del currículum vitae y, a ser posible, someterlo a la revisión de un especialista. Organizar y enviar los currículum vitae a las compañías de interés, siempre que lo que puedas aportar encaje en lo que éstas necesitan. En el año 2001, la proporción de mujeres en relación al total de ocupados del sector es de 22,6 por ciento; aunque en relación al empleo total femenino, la agricultura solo absorbe el 7,3 por ciento de las mujeres ocupadas en nuestra Región.
El cuarto sector, el de la construcción, que alcanza una gran importancia para la economía regional, apenas tiene relevancia en la ocupación femenina. A través de él lograremos la empleabilidad, un concepto que está muy de moda y que esconde las claves para que los profesionales de la selección de cada empresa se fijen en nosotros y no en otro candidato. Una vez lo tenemos, el siguiente paso es la búsqueda de trabajo. En la actualidad las mujeres ocupadas en el sector servicios suponen más de las tres cuartas partes de todas las ocupadas en la Región. El sector industrial es el segundo sector económico respecto al empleo, aunque ha ido perdiendo importancia respecto a la ocupación general. Para ésta su participación en el mundo del trabajo presenta ritmos diferentes y con una continuidad más reducida. La actividad por edades de las mujeres ha cambiado a lo largo de los últimos veinticinco años.
Las oscilaciones existentes (con aumentos o disminuciones interanuales en torno al 1 por ciento) disimulan la tendencia al alza y dan un aspecto de estabilidad a esta primera etapa. La segunda etapa, que se inicia en 1984 y dura hasta la actualidad, se caracteriza por el rápido aumento de la población activa. Este es un sector que ha sufrido un proceso de reducción de la ocupación en general, tanto en Málaga como en el conjunto nacional. Así cuando la demanda de trabajo se intensifica, las mujeres acuden en mayor proporción que los hombres a ocupar los nuevos puestos de trabajo, que probablemente perderán en las etapas económicas de recesión. En 1976 la proporción de la ocupación femenina respecto al empleo total es de un 29,30 por ciento, y en 1984, al final de la crisis, ha perdido posiciones, ya que la proporción es de un 27,6 por ciento.
Saber a dónde dirigirse o dónde enviar el currículum facilita bastante esta tarea. Veinticinco años más tarde, en el 2001, la tasa de actividad femenina se había incrementado en 8 puntos (alcanza un valor de 38,08 por ciento), mientras que la tasa masculina había disminuido en 8,5 (67 por ciento). También acusan niveles relativamente altos, aunque menores que las anteriores a las mujeres entre 25 y 54 años (más de la mitad de los efectivos femeninos que se encuentra en este grupo de edades están en el mercado laboral). Se asiste a dos tendencias: la feminización del paro y la tendencia hacia el paro juvenil. En Málaga el mayor azote del paro se produce en las edades entre 16 y 19 años, en las mujeres más que en los hombres, siendo en el año 2001 la tasa de paro femenino de 36,16 por ciento y la masculina de 21,51 por ciento.
Sin embargo la evolución seguida ha sido de aumento en los períodos 1981-85 y 1991-95, coincidiendo con la crisis económica, y de disminución en los dos momentos de expansión económica: 1985-91 y 1995-2001. Las mujeres en este grupo de edad se están refugiando más que los hombres en el sistema escolar. ¿Por qué? No tengo una explicación más allá de la especulación. Aquí te proporcionamos algunas pautas para triunfar o salir airoso de ella. La tasa de paro pasó de ser inferior al 8 por ciento de la población activa en los últimos años de la década de los setenta a suponer más del 17 por ciento a mediados de los ochenta, fecha en la que se convierte en uno de los problemas principales de la Región. En la sociedad española y Málagana el paro es un fenómeno ligado a la modernización económica y al desarrollo del trabajo industrial.
En las edades extremas, jóvenes y mujeres en edad avanzada, las tasas de actividad presentan descensos acusados, a la vez que las jóvenes adultas (entre 20-24 años) y las mujeres adultas (25-54 años) muestran una pauta de fuerte ascenso durante el periodo analizado. En la disminución de las tasas de actividad en las edades más tempranas ha influido el hecho de que tanto mujeres como hombres dedican cada vez más parte de su tiempo a la educación y formación profesional, lo que les ha hecho retrasar su entrada en el mercado laboral. El año pasado, hizo cierto ruido el hecho de que la brecha salarial había aumentado significativamente desde 2009- algo que se atribuía a los recortes. Trabajar en el extranjero es una de las propuestas cada vez más valoradas y supone la mejora de las competencias idiomáticas.
La caída de la fecundidad y la creciente tendencia a la continuidad en el trabajo de las mujeres, aún después del matrimonio y la maternidad, son dos factores claves que explican el gran incremento de la participación femenina en la fuerza de trabajo experimentado en los últimos veinte años, incluso en coyunturas económicas adversas. Este hecho contrasta con la caída de la tasa de actividad masculina, debido a diversos factores como son, por un lado, el retraso de la edad de integración en el mercado laboral por el alargamiento de los estudios, y, por otro, el adelantamiento de la jubilación, en parte, por la implantación de las nuevas tecnologías que excluye a los trabajadores menos cualificados mayores, y, en parte, por la financiación estatal del bienestar de los ancianos. El colectivo de mujeres que más se ha incorporado a la actividad en estos años es el que tiene entre 25 y 54 años, siendo las mujeres más jóvenes (16-19 años) las que lo han hecho en menor medida.
En el período analizado las mujeres ocupadas ganan posiciones en el empleo con respecto a los varones y de representar el 29,3 por ciento del total de empleados en 1981 pasan a significar el 33,97 por ciento en el 2001; sin embargo es el paro el destino de una parte importante de las mujeres malagueñas que se incorporan a la actividad. En el año 2001 la proporción de mujeres activas con menos de veinte años representa menos de la mitad de lo que representaba en el año 1976. La tasa de actividad aumenta en todos los grupos que hemos denominado mujeres adultas, como consecuencia de que el abandono tradicional del mercado de trabajo con el matrimonio y la maternidad deja de producirse. En el año 2001 la tasa de actividad es en Málaga de 52,4 por ciento, siendo algo más elevada que la del conjunto de España: 51,1 por ciento La incorporación anual media total a la población activa es predominantemente femenina, pues más de la mitad de los nuevos activos que acceden al mercado laboral en estos años son mujeres. En el año 2001 la tasa de paro en estas edades es del 33,73 por ciento para las mujeres mientras que en los hombres el nivel del desempleo es casi tres veces inferior: 12,61 por ciento. La evolución ha seguido también el ciclo económico descrito para el grupo de edad anterior.
La primera es una etapa de lento crecimiento de la fuerza de trabajo en la Región, con ligeros altibajos por efecto del paulatino deterioro que acusa la situación económica regional y nacional en esos años. En estas edades el paro está muy relacionado con la búsqueda del primer empleo. Las mujeres malagueñas entre 20 y 24 años mantienen también tasas de paro relativamente elevadas. Por orden de importancia respecto a la ocupación hay que resaltar en primer lugar el sector servicios, que es el sector más importante en la Región, donde trabaja más de la mitad de los ocupados. Cuando los niños se convierten en adultos harán elecciones coherentes con la educación que les ha sido transmitida. En el año 2001 las mujeres que acceden al mercado laboral en la Región suponen el 38,02 por ciento de las que están en edad de trabajar cuando en España representan más del 40 por ciento.
La actividad según la edad de la población No solamente las tasas de actividad femenina son diferentes a las masculina y han evolucionado de manera distinta, sino que dentro de cada uno de los sexos los niveles de actividad tampoco son homogéneos puesto que varían de unas edades a otras. La actividad por edades de las mujeres difiere de la de los hombres. Pese a este incremento que apunta a una evolución muy positiva, la división de tareas establecidas para mujeres y hombres ha estado marcada por un desigual reconocimiento social y un menor prestigio, que se ha visto traducido en mayor precarización en las condiciones laborales y económicas, en mayor temporalización de los contratos, en mayores tasas de contratos a tiempo parcial y en la brecha salarial. En las mujeres la situación es muy diferente: trabajan solo aquellas que poseen una serie de características especiales relativas a variables importantes como son, además de la edad, el nivel educativo y la situación familiar.
Actualmente, las mujeres con edades comprendidas entre 20 y 24 años son las que asumen los mayores niveles de actividad en la Región (cerca del 60 por ciento de las mujeres a esas edades se muestran activas). Así, en las edades de menos de 20 años la ocupación únicamente afecta al 17,5 por ciento de las mujeres; en el caso de los hombres la proporción de empleados es superior, afectando al 32,8 por ciento. En este caso la tasa acusa una tendencia descendente en la primera fase mientras que los aumentos experimentados en la segunda son bastante menores que los alcanzados por las cifras. Ello indica que el aumento de la tasa de actividad femenina ha supuesto también la elevación de la tasa de paro, al no poder encontrar empleo una oferta de mano de obra adicional de esa edad. Tienen, por tanto una franja potencial de progresión mayor que los varones y sobre ella se concentrará la ampliación de la población activa en el futuro. Una de sus fases más importantes es la entrevista. Aunque hay consejos genéricos que sirven a cualquier colectivo que quiere acceder al mercado laboral, desde avanzaentucarrera hemos preferido dividirlos en tres grandes grupos, para ajustar más los consejos a las necesidades reales: consejos para estudiantes sin experiencia, consejos para candidatos seleccionados, consejos para profesionales.
Consejos para acceder al mercado laboral Consejos para estudiantes sin experiencia Entender la formación como algo encaminado a desarrollar aptitudes y actitudes para un futuro profesional centrado en la empresa, sin limitarte a las disciplinas particulares de cada carrera. Aprovechar todas las oportunidades de formación para poder desarrollar la capacidad intelectual de una manera integral. Durante el periodo universitario hay que ser ambicioso: aprovecha el tiempo de manera más completa, compaginando la actividad como estudiante con iniciativas de otro tipo. Son prioridades dignas de ser mencionadas porque determinan las líneas estratégicas básicas de las políticas laborales de los gobiernos de los países de la UE y, por lo tanto, ayudan a entender por donde se están dedicando presupuestos públicos y esfuerzos en reformas políticas. Las prioridades de acción al servicio del empleo son: Aumento de la flexibilidad externa e interna Las principales recetas son el aumento de la movilidad geográfica y acercar de forma más intensiva la escuela, el instituto, la universidad y la empresa.
Confianza en la descentralización y en la iniciativa privada, local y regional Esta medida consiste en facilitar la participación a las empresas y las administraciones locales y autonómicas en la capacidad de gestionar la ordenación del tiempo de trabajo y el estímulo de nuevas profesiones y puestos de trabajo. Reducción del coste relativo del trabajo poco cualificado Intentar que las cargas fiscales graven fiscalmente menos a las rentas bajas que a las altas, para evitar la economía sumergida y un paro estructural en determinadas regiones. Renovación profunda de las políticas de empleo Esta renovación consiste en primar las políticas activas de formación, información, colocación y acompañamiento al desempleado, antes que las políticas pasivas de subsidio al parado y, también, en facilitar la ocupación en los nuevos yacimientos de empleo. Detección y encuentro de las nuevas necesidades Facilitar la creación de una economía social que, mediante el estímulo de la oferta y la demanda, resuelva las necesidades sociales de los sectores más débiles y generar desde los gobiernos demanda ante los nuevos retos de la economía sostenible. A partir de los 55 años la actividad masculina se reduce considerablemente, de forma que sólo una cuarta parte de los varones entre 55 y 65 años se mantienen en la actividad. De este perfil, se deducen dos importantes conclusiones: - En primer lugar, las mujeres activas presentan una media de edad inferior a la de los varones activos.
Inversamente las mujeres malagueñas de menos de 25 años sostienen mayores niveles de actividad que sus homólogas españolas: la tasa de actividad en el grupo de edades 16-19 es, en España, de 21,5 por ciento y en Málaga de 27,5 por ciento; en las edades 20-24 la tasa para el conjunto del país es de 56,9 por ciento y para la Región de 59,6 por ciento. En los hombres los niveles de actividad se elevan fuertemente con la edad hasta alcanzar un máximo entre los 25 y 54 años, (en estas edades más del 90 por ciento de los hombres malagueños están en el mercado de trabajo). En este post y en los siguientes, intentaré una discusión breve de las principales explicaciones. En efecto, desde 1981 se produce en la Región un aumento de la población de servicios en su conjunto y especialmente de mujeres: el porcentaje de mujeres sobre el total de ocupados del sector ha evolucionado desde un 40 por ciento en 1981 hasta un 46 por ciento en el 2001. Hay que centrarse sobre todo en aquellas empresas que puedan ofrecerte un mayor nivel de formación, así como posibilidades de crecimiento y desarrollo.
Ver la tecnología como una herramienta que facilita muchas tareas de información y conocimiento. Tener en cuenta que el mundo empresarial no está solamente regido por personas con grandes conocimientos, sino que es un mundo donde es necesario desarrollar tanto los conocimientos, como las habilidades y las cualidades personales. Consejos para candidatos seleccionados Estar dispuesto a dar lo mejor de ti mismo para ir consolidando tu futuro. Perseverar en la voluntad de integración en la empresa y conservar las aptitudes y actitudes de forma positiva en las distintas circunstancias de la vida profesional. Ser consecuente con el reto profesional que se exige. Aprovechar la formación continua, tanto interna como externa, que la empresa te va a ofrecer para potenciar tu desarrollo profesional. Transmitir los valores empresariales y de su cultura al resto de profesionales de la empresa. Ajustar tus conductas profesionales y privadas a los valores corporativos de la compañía. En una entrevista, ETT, repasa la situación del desempleo juvenil y se refiere también a la polémica sobre el contrato único y al fraude en las prestaciones por desempleo.
La secretaria de Estado explica que una buena parte de los jóvenes en situación de desempleo son los "hijos del modelo económico que acabamos de vivir", basado en la construcción. La mujer española acusa la mayor actividad en las edades intermedias (el 62,4 por ciento de las mujeres entre los 25 y los 54 años están en el mercado de trabajo), mientras que en Málaga el nivel de actividad femenina en estas edades es menor (55,52 por ciento). En el año 1995 comienza, de nuevo, un ciclo económico expansivo que motiva una reducción del paro mucho más acentuada que la que se produjo en los últimos años de la década de los ochenta coincidiendo con la primera etapa de recuperación económica. Esta misma evolución se registra en España, aunque los niveles de desempleo son mayores (en 1981 la tasa de paro nacional se sitúa en el 15,3 por ciento, en 1985 en el 22 por ciento, en 1990 en el 17,6 por ciento, en 1995 en el 22,9 por ciento y en 2001 en el 14,1 por ciento) que los observados en Málaga (en 1981 la tasa de paro regional es de 12,7 por ciento, en 1985 de 20,1 por ciento, en 1990 de 15,8 por ciento, en 1995 de 23,6 por ciento y en 2001 de 12,5 por ciento).
En cuanto a las diferencias entre los dos sexos, se constata que, en Málaga, la diferencia entre las tasas de paro masculina y femenina es en el año 1981 de 6,6 puntos (10,8 por ciento en los varones y 17,4 por ciento en las mujeres) y de algo más de 12 en el año 2001 (7,7 por ciento en los hombres y 20,2 por ciento en las mujeres) en detrimento del colectivo femenino. El saldo de todo el período es que en el 2001 hay un 30 por ciento más de varones ocupados que en 1976, y casi un 62 por ciento de ocupadas más que en el citado año. Una posible explicación a las oscilaciones en el número de efectivos de la población ocupada femenina sería que esta mano de obra es utilizada como fuerza de trabajo de reserva en las fases expansivas de la producción. Así, en Málaga, en el año 1976, el máximo de actividad femenina se producía a edades muy tempranas: a los 16-19 eran activas el 56,33 por ciento de las mujeres, y a los 20-24 años lo eran el 48,41 por ciento; en las edades adultas (25-54 años) sólo eran activas el 32,92 por ciento de las mujeres de su grupo, mientras en las edades elevadas, únicamente se mantenían el 13,66 por ciento. A lo largo de los años ochenta y noventa los niveles de actividad femenina no evolucionan por igual en todas las edades.
Pero a la salida del mismo se encuentran con unos problemas mayores, pues su tasa de paro casi dobla a la de los varones. Cuando la economía española y Málagana comenzó a mostrar, a partir del año 1991, los primeros síntomas de un nuevo cambio de tendencia económica, la situación del mercado de trabajo empezó a empeorar en lo referente al paro, llegando a registrar tasas de desempleo superiores al 23 por ciento. Surge como necesidad de contar con una idea dentro de las ciencias sociales con la que designar una situación multifactorial y multidimensional que va más allá de la pobreza (Hernández, 2008). Desde este momento se comienzan a visibilizar colectivos de mujeres que han participado históricamente en el mercado productivo, pero sin reconocimiento, por un lado. En Málaga el paro femenino ha ido en disminución a partir del año 1995, aunque a partir del año 2000 se detecta un nuevo incremento como consecuencia de la ralentización del crecimiento económico que se viene produciendo en estos años. La tasa de paro de las mujeres en las edades 25-54 años es, en la actualidad, de 17,79 por ciento, casi tres veces más alta que la de los varones adultos (6,78 por ciento), cuando en el año 1981 la tasa de paro en estas edades estaba muy igualada en los dos sexos: 7,10 por ciento para los varones y 7,57 para las mujeres.
Sin embargo, uno podría pensar que durante la crisis se destruyó empleo sobre todo en sectores dónde había más hombres -por ejemplo, la construcción- y que estaban peor remunerados. Así, se construye una división de esferas organizadas en función de los sexos y sin relación entre ellas: la reproductiva y la productiva. Las causas de este fenómeno están relacionadas con diversos factores. De una parte, la caída de la natalidad que se ha registrado desde la segunda mitad de los setenta puede estar provocando que los efectivos que llegan a la edad potencialmente activa sean menores que en años anteriores. Ello está repercutiendo positivamente en el aumento global de la población activa en nuestra Región. Empíricamente, existe cierta asociación entre las dos: El gráfico de abajo propuesto por Olivetti y Petrongolo muestra que entre países existe una asociación negativa en cada una de esta dimensiones En los años anteriores a la crisis, se dijo que en España la situación de la mujer había mejorado drásticamente.
De las 412.720 personas ocupadas, menos de un 30 por ciento (140.210) son mujeres, siendo éstas las que engrosan mayoritariamente las cifras del desempleo, ya que de los 57.200 individuos que están en paro más de la mitad (59,9 por ciento) son mujeres. Este colectivo ha pasado de 217.910 a 295.770, lo que representa un incremento absoluto de 77.860 nuevos activos: 2.710 menos que el número de nuevas activas que se han incorporado al mercado laboral entre esos mismo años. Los datos del cuadro 2 reflejan claramente la participación de la población femenina en el crecimiento de la masa laboral Málagana, ya que una parte importante del aumento que viene acusando la cifra total de activos en nuestra Región desde el año 1984 ha sido aportado por el comportamiento de este colectivo. Así, si en 1976 los activos malagueños representaban el 51,91 por ciento de la población en edad de trabajar, con niveles ligeramente superiores a los que ofrecía, ese mismo año, el conjunto de España (51,29 por ciento), siete años más tarde, en 1983, tan solo representaban el 44,96 por ciento, lo que le reporta a la tasa una pérdida de casi 7 puntos entre esos dos momentos. Sin embargo, ambas dimensiones son probablemente igualmente importantes.
Estas cifras no han permanecido inalterables en las últimas décadas, puesto que la evolución de la ocupación está muy vinculada a la coyuntura económica. Desde el año 1996 Málaga y España viven una época de expansión y de crecimiento del empleo que se manifiesta en el aumento de la ocupación y en la reducción de las cifras de paro. A pesar de ello, entre los años 1981 y 2001 se ha reducido la brecha existente entre las tasas de actividad en las edades 20-24 de cada uno de los sexos, pasándose de una diferencia entre las tasas de 20,5 puntos en el año 1981 a otra de 13 puntos en el 2001. La tendencia a la disminución de las diferencias en el comportamiento laboral de los grupos más jóvenes constituye, en sí mismo, una muestra del cambio social producido en la Región e indica que el camino hacia el que se tiende es hacia la igualación de géneros, al menos en cuanto a la participación de la actividad económica. Otra posibilidad es la de hacer un voluntariado, que permite al mismo tiempo mejorar nuestras habilidades y colaborar con un proyecto solidario. Otro de los pasos a seguir en la consecución de empleo es el proceso de selección.
También la fuerza de trabajo se ha ampliado y su estructura ha experimentado importantes transformaciones, siendo la incorporación de la mujer a la actividad económica la más relevante. La creciente presencia de la mujer en el mercado de trabajo también es un fenómeno que se viene manifestando en Málaga y en España en estos años, siendo uno de los rasgos más significativos del cambio producido en nuestra sociedad. En los hombres los aumentos más acusados se producen en el grupo 20-24 (13,5 puntos) y los menores en las edades de 25 a 54 años (0,20 puntos). Vemos, pues, que la evolución del empleo ha tenido claros sesgos relacionados con la edad de la persona. Aunque ETT no especificó la fecha de la reunión, dijo que el Ejecutivo "presentará sus propuestas por escrito antes de la semana que viene". Para el Gobierno, el paro juvenil es un problema "de país" y requiere medidas diferentes según las distintas situaciones de los jóvenes. En las mujeres el mayor incremento se ha producido en el grupo de edades 25-55 (la tasa aumenta 17,8 puntos) y el menor en las edades de 55 y más años (2,5 puntos de aumento).
Por su parte, el aumento de la tasa de actividad para las mujeres se mantiene durante la década de los años ochenta y primera mitad de la de los noventa, siendo el crecimiento, desde el año 1996, más débil y discontinuo. A causa del incremento de la actividad femenina, la diferencia entre la participación laboral de la mujer y del hombre se ha reducido. En España esta diferencia pasa de 3 puntos (en el año 1981 la tasa de paro es de 13,8 por ciento para los varones y 16,9 por ciento para las mujeres) a 10,8, también en contra del colectivo de mujeres, (en el año 2001 la tasa de paro masculina es de 9,7 y la femenina de 20,5). Parece que el problema del paro femenino en la Región está relacionado con el gran incremento de la población activa que está actuando de retroalimentación del paro. Esto podría explicar el efecto de arriba. Sea como fuere, el valor del ejercicio de arriba es mostrar que ambas brechas son importantes para una comprensión completa de la situación laboral de las mujeres.
En el transcurso de este período el promedio de activos anuales en Málaga es de 399.411 individuos y el incremento medio interanual de las cifras se sitúa en torno al 2 por ciento, lo que representa en términos absolutos una incorporación media de 9.437 nuevos activos cada año. Es de destacar, asimismo, que el crecimiento de la población activa Málagana ha sido, desde el año 1986, muy superior al que se ha producido en España donde la población activa ralentiza su crecimiento durante los períodos de crisis económica, como indica el índice de variación de las cifras con base 100 en 1976 referido al conjunto del país que ofrece valores inferiores (103,84 en el año 1985, 114,85 en 1990, 119,48 en 1995 y 129,60 en 2001) a los observados en la Región 106,55 en 1985, 125,02 en 1990, 133,23 en 1995 y 150,86 en 2001). La tasa de actividad, por su parte, muestra un recorrido parecido al de las cifras absolutas aunque no idéntico.
En el período 1995-2001 la contribución femenina se reduce algo puesto que solo el 37,9 por ciento de los nuevos activos incorporados al mercado laboral son mujeres, siendo el avance logrado por los activos masculinos el que sustenta, en estos momentos, el alza de la población activa en su conjunto. En el transcurso de estos años se incrementa la tasa de actividad femenina en la Región, no sólo por la entrada en actividad de mujeres jóvenes (20-24 años) sino también por el mantenimiento en la actividad más allá de los 25 años, a pesar de que las mujeres estén casadas y tengan hijos. Los cambios sociales que se han producido en Europa y en el conjunto de las sociedades occidentales han sido muy profundos y han afectado intensamente el mercado de trabajo, la economía y los estilos de vida de los ciudadanos. Desgraciadamente, la mundialización de la economía no ha significado que la evolución del empleo o de la sociedad del bienestar evolucione a un ritmo paralelo en todo el planeta.
Estas conclusiones tienen validez para las sociedades occidentales, particularmente, la europea, donde, a pesar de las lógicas desigualdades entre estados, se ha producido un crecimiento económico alentador y una transformación del mercado de trabajo basada en el aumento de la población activa pero también del número de parados. Si tratamos de sintetizar las principales transformaciones sociales y en las mentalidades que han afectado al empleo y, en general, a toda la actividad económica europea, podemos señalar: La modificación de las pirámides demográficas causada por el alargamiento de la esperanza de vida y la caída de la natalidad. La extensión de los sistemas educativos no sólo por la universalización de la escolarización obligatoria de los 3 a los 16 años sino, también y voluntariamente, en la formación secundaria y superior post-obligatoria. La importante, aunque aún insuficiente, incorporación de la mujer en el mercado de trabajo una vez alcanzado un nivel de escolarización y de éxito escolar superior al de los varones y una radical transformación de las estructuras familiares.
Los cambios en las pautas de consumo, en la interrelación con el entorno y el tiempo y en los estilos de vida que se expresan en cambios en los gastos de las familias y la necesidad de adquirir nuevos servicios, la organización distinta del tiempo de trabajo y del tiempo libre y la modificación del sistema de valores. La demanda de un crecimiento económico sostenible que combine la actividad empresarial con la calidad de vida y la protección del medio ambiente La aceptación social que la marginación y la exclusión de algunos colectivos exige la dedicación de esfuerzos económicos y la implicación de las administraciones y de la sociedad civil en su resolución El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación ha supuesto no sólo un cambio radical en los sistemas de producción y comercialización de las empresas y organizaciones sino, también, una notable modificación de las pautas de consumo. La amplitud y profundidad de estas transformaciones culturales, sociales y económicas es de tal dimensión que, aunque es demasiado pronto como para certificarlo, los expertos consideran que estamos entrando en una nueva era postindustrial donde el conocimiento y la información serán más relevantes que la fuerza física, la capacidad productiva y, quizás, el propio capital.
La aparición de nuevas necesidades sociales, la globalización de las relaciones económicas, la creación de un mercado único de capitales, mercancías y profesionales en Europa y la entrada de lleno en la sociedad de la información son los cuatro grandes retos que los europeos tenemos encima de la mesa. En estos dieciocho años de evolución la pauta interanual muestra que el alza ha sido continua y potente todos los años a excepción del año 2001 cuando se redujo ligeramente. Es decir, fomentar los NYE. Apuesta por la educación y la formación a lo largo de toda la vida Hacer pedagogía de la necesidad de la formación permanente y tener una actitud favorable hacia el aprendizaje, arbitrar entre el aumento de la población universitaria y la calidad de la educación superior, entre la formación profesional y la universitaria, entre la educación tradicional y presencial y la formación on-line y abierta.
Estas prioridades que destaca la Comisión Europea tienen que ser enmarcadas en un contexto laboral concreto donde coexiste el paro y la rápida generación de nuevos puestos de trabajo en determinados sectores, la falta de profesionales cualificados de determinadas especialidades y la inmigración por falta de mano de obra disponible, las jubilaciones anticipadas y el alargamiento del período exclusivamente formativo de los jóvenes europeos. De todos los cambios que se han producido en las ocupaciones a raíz de la transformación del mercado de trabajo y de la sociedad contemporánea, entendemos que pueden destacarse dos grandes ideas: la aparición de nuevos yacimientos de empleo que responden a la satisfacción de nuevas necesidades sociales y las nuevas ocupaciones que se han generado con el advenimiento de la sociedad de la información y el conocimiento, con la nueva economía.
La incorporación de las mujeres al mercado laboral constituye un proceso lento y progresivo que se ha producido a lo largo de los años, lo que ha generado modificaciones importantes en la propia realidad económica del mundo. En cualquier caso estamos ante un fenómeno en el que influyen diferentes factores relacionados con el nivel de educación, el salario potencial, la cualificación socioprofesional y el nivel de fecundidad. Una consecuencia de todo este proceso es que en la Región la edad media de las mujeres activas se ha elevado casi dos años en el transcurso del periodo analizado: en el año 1976 las mujeres activas tenían una edad media de 28,12 años, en el 2001 la edad promedio es de 30,07 años. El conocimiento de cómo se desglosa la población activa en relación con la ocupación y el paro aclara más acerca del proceso de incorporación de la mujer al mercado laboral y de los términos en los que se ha producido La ocupación y el paro según el sexo Es interesante tener en cuenta la diferencia existente entre la población activa y la realmente ocupada, ya que el número de empleos de cualquier economía será insuficiente si su población ocupada es sensiblemente inferior a la fuerza de trabajo o de activos existentes, en este caso el exceso de activos sería absorbido por el paro.
En el año 2001, algo más del 88 por ciento de los activos (469.920) disponibles en nuestra Región están ocupados, mientras que el 12 por ciento restante están desempleados. Se refiere a un proceso social que conduce a los individuos o grupos sociales a su alejamiento respecto al centro de la sociedad (Giner et al., 2004), de tal forma, que en la medida en que los individuos y grupos se alejan de ese centro, de la zona de “integrados”, se establecen en el espacio social de la exclusión (Laparra y Pérez, 2008). Este proceso social de pérdida de integración incluye dificultades y barreras en aspectos tan amplios como la participación económica (empleo, carencia de ingresos, privación de ciertos bienes y servicios básicos), la participación social (aislamiento, conflictividad familiar y social), la participación del bienestar público (no acceso o acceso muy limitado a una vivienda digna, a la sanidad o a la educación) y la participación política (Laparra y Pérez, 2008).
A partir de los años 60 y 70, el movimiento feminista comienza a realizar diferentes críticas a esta forma de entender la economía, tan reduccionista, aportando una visión más amplia con el objetivo de poner de manifiesto la contribución de las mujeres al sistema económico, desde el trabajo que realizan en el ámbito privado. Por su parte, las tasas de actividad en las edades más jóvenes (menos de 20 años) y elevadas (mas de 54 años) son bastante más reducidas, únicamente el 27,5 por ciento de las mujeres entre 16 y 19 años son activas en la Región, a la vez que este porcentaje se reduce al 8,7 por ciento en el caso de las mujeres entre 55 y 65 años. La comparación con España muestra algunas diferencias.
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